Seguro que todos pasamos por situaciones que no sabemos resolver, o que no tienen una solución inmediata, que no depende de nosotros en totalidad, y que nos turba. ¿Qué podemos hacer?
Cuando tengas un problema, compréndete. Mírate bien y con amabilidad. Eso significa no maltratarte y no estar enganchados a todas horas mentalmente con los demás participantes del problema. Date un respiro. Respira todo lo que sientes. Aunque solo tengas que hacer eso por horas o días.
Dite internamente que al menos en este momento confías en que todo se pondrá bien. Y que respirando no vas a encontrarte siempre en el mismo estado ni con los mismos pensamientos. Que te comprendes y que dada la situación lo que sientes es normal, acorde a lo que te pasa. Es lógico que estés así.
Sé operativo. Haz planes que te absorban un poco, en el sentido sano, para poder desconectar con más facilidad y poder seguir mientras con tu vida propia. E incluso háztelo más simple, porque acaba de pasar algo que te enfada, te da miedo, te da tristeza/te duele o te hace sentir culpable y necesitas tiempo para recuperarte. También sigue con tus rutinas semanales habituales. Saber que hay cosas que siguen igual es bueno y calma. Una lavadora sigue siendo importante en tu vida.
Cuando estés más en calma piensa en tus objetivos ante el problema por ejemplo; decir lo que piensas, explicar tu visión, y a lo que estás dispuesta a decir que sí o que no. Esto no es para luchar es para cuidarte y que pase lo que pase antes, durante y después te estás apoyando en quien eres. Dedica un acotado tiempo a eso.
Y haz que el día acabe simplemente un poquito bien, con algo sencillo que te cause bienestar.
Espero que te sea útil.